El ataque de drones de Irán contra Israel el 14 de abril de 2024 fue un intento significativo de demostrar su poderío militar, utilizando aviones no tripulados con un alcance de hasta 2.000 kilómetros. A pesar de esto, la efectividad del ataque fue limitada, ya que el 99% de los drones y misiles iraníes fueron interceptados por las defensas israelíes y estadounidenses. Aunque Irán afirmó el éxito de la ofensiva, la realidad mostró su incapacidad para superar las defensas enemigas. Los drones utilizados eran difíciles de detectar y de bajo costo, destacando la creciente amenaza que representan en la seguridad internacional. A pesar de la capacidad de Irán para utilizar misiles de largo alcance, sigue enfrentándose a la superioridad tecnológica de sus oponentes. En resumen, el ataque reveló las limitaciones de Irán en el campo militar y la persistente amenaza que representan los drones en el escenario global.
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